Cuando la sal se disuelve en agua, el cristal se deshace y los iones de sodio (positivos) y cloro (negativos) quedan flotando. Volvemos a la historia de siempre: cargas opuestas se atraen, por lo que los átomos de sodio se sentirán atraídos por la parte negativa de las moléculas de agua (que es el átomo de oxígeno, recordemos). Igualmente, los átomos de cloro se moverán hacia la parte positiva del agua (los átomos de hidrógeno).
El resultado de todo esto es que los átomos de sodio y cloro que formaban la sal se arremolinan al rededor de las moléculas de agua. A la práctica, es prácticamente como si tuviéramos una nueva moléculas más gorda, un nuevo compuesto que llamamos eutéctico.
Ahora bien, los átomos de la sal que rodean las moléculas de agua se interponen en los puentes de hidrógeno. Por lo tanto, apantallan la atracción eléctrica que existe normalmente entre los hidrógenos de una molécula y el oxígeno de otros. Al entrometerse de esta forma, la atracción entre moléculas de agua (o de eutéctico) es menor.
Como la atracción entre moléculas es menor, les será más fácil escapar las unas de las otras. Por lo tanto, incluso a temperaturas inferiores a los cero grados es posible que el agua siga siendo líquida.
La efectividad de este proceso depende en gran medida de la cantidad de sal que se emplea, como vemos en el diagrama anterior. Sin embargo, tirar demasiada sal puede ser contraproducente, ya que no toda ella se puede disolver, creando una mezcla de sal y eutéctico que se congela a temperaturas menos extremas.
El punto óptimo se produce cuando la cantidad de sal es aproximadamente el 23% (en masa), en que el eutéctico no se congela hasta que la temperatura desciende por debajo de los -21ºC.
En la práctica, obviamente es imposible controlar con precisión la proporción de sal y agua. Por lo tanto, en ningún caso el hecho que hayan tirado sal sobre la carretera nos exime de tomar enormes precauciones cuando las temperaturas del entorno son muy bajas.
Al respecto, hay que decir que al hielo una vez formado, puede tardar cierto tiempo en fundirse, incluso con la presencia de sal. Sobre todo, en zonas sombrías. Por lo tanto, si no hace muchas horas ha habido temperaturas muy bajas, debemos extremar las precauciones. Normalmente se considera que el hielo multiplica por diez la distancia de detención. Si normalmente ya cuesta lo suyo detener un vehículo de centenares de kilos…
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